jueves, 12 de julio de 2012
Las Mañanas Nocturnas de Lord Mike IV
Si bien puedo esperar el colectivo frente al trabajo prefiero caminar unas cuadras hasta el punto de convergen todas las líneas que me pueden llevar a casa, camino más pero así me aseguro de esperar lo menos posible. Los colectivos llenos de gente (mayormente por la universidad) son una verdadera lotería humana, y como tal, rarísima vez da un premio. Por lo gral son grupos de idiotas con mochilas parados en el pasillo, parece que ignoran que las mochilas ocupan un espacio físico y por ende la incomodidad que generan cuando uno quiere pasar, por lo cual por ahí las engancho a propósito con la clara intención de molestarlos, en algunos surte efecto y proceden a sacársela y bajarla. También están las cotorras que aturden con voces agudas y cacofónicas ó los hidrofóbicos con olor a mugre añeja y sudor seco.
Mientras avanzo, en el pasillo veo que esta vez la loteria me dio algo bueno, “La Elusiva”.
La elusiva es toda una mujer, se ha ganado mi admiración y respeto sin siquiera intentarlo. La conocí hace años, me gustó de manera cuasi instantánea, pero antes de que pusiera en marcha estrategia alguna ya tenía novio, para colmo la peor clase novio, la clase que es buen tipo y te cae bien. No tuve más opción que apartarme por respeto. Con el tiempo él incurrió en algún que otro desacierto pero logró solucionarlo. Igual había algo que no cerraba en esa pareja, pero temí que mi juicio no fuese del todo objetivo. El tiempo me dió la razón, ella me escribió para saludarme, la llamé para su cumpleaños y ahí ella sola sin que la conversación lo ameritara ni lo requiriese mencionó que ya no estaba más en pareja. Lo cual yo ya deducía por la redacción de sus mensajes y el renovado contacto, charlando la química permanecía intacta y terminamos de hablar, pero antes de cortar me aviso que el ex la acompañaría a almorzar.
Es tan buena persona que seguro hasta le hace de comer al ex, y el ex tratará de recuperarla, los reiterados rechazos a sus propuestas de matrimonio durante pleno noviazgo no hicieron mella en él.
Recorrí mentalmente la extensa conversación que tuvimos tantas veces como un pastor anciano recorrió los campos de pastura en toda su vida, intentando descubrir qué fue lo que dije que hizo que luego el contacto fuera prácticamente nulo. Una persona que nunca se ofende por nada de pronto no contestaba ni mensajes ni llamados, no insistí demasiado, no tenía caso. Podrían haber sido tantas cosas, ninguna por la cual me molestaría pedir disculpas si tan solo supiera cuál o cuáles fueron, si fue algo que dije de su ex, de mis ex’s, ó se enteró de algo, ó malinterpretó algo, las posibilidades para pedir disculpas son demasiadas, lo que no habla bien de mi.
Estaba en el colectivo parada mirando a través de la ventana pero mirando a la nada, en trance. Interrumpí su trance con mi mano y comenzamos a charlar, otra vez, quimica intacta. Para colmo por lo público del lugar no podía preguntarle por su elusividad, la vez anterior junto con mi familia tampoco pude, no logro dar con ella a solas, y la otra vez caminaba con un individuo masculino, pero ellos mantenían una distancia de unos 30 centímetros, él estaba a su derecha y ella llevaba una hoja de papel en la mano derecha por lo que se descartaba el que caminasen de la mano. Nada en la escena daba para intuir una nueva pareja. Llegando a la parada cerca de mi casa ya nos reímos varias veces, es admirable como me río con ella y no de ella como suele ser en otros casos, y sobre todo por ella, porque ella logra hacerme reir genuinamente. También hago alguna confesión pequeña, hablo de sueños, le cuento algo que ya conté a unas cuatro personas pero ella es la primera en entender y compartimos una reflexión. Unos 12 minutos de viaje con más variedad, disfrute e intensidad de conversación que las usuales horas de “relleno” pre y post sexo. La excusa para juntarme tenía servida y la usé, aceptó pero con vaguedades, acorde a su apodo.
Luego por mensaje me confirma día y hora, solo debo pasar por su departamento... si tan solo tuviera la dirección. Se la pido, el mensaje de respuesta nunca llega, horas más tarde y aún sin darme la dirección me propone un nuevo lugar que descarto amablemente y la dirección sigue sin llegar, la elusiva.
No tengo apuro, hoy por hoy es la única mujer que me interesa en serio y me gustaría decírselo, pero que tan en serio tampoco podría decirlo, porque no sé si tengo más que este “gustarme mucho-mucho” y eso ya no me gustaría tener que decírselo.
Pienso en la palabra relentless.
Seguiré con la paciencia del francotirador, quizás estoy insistiendo por algo que ya terminó ó nunca comenzará. Pero para mí es como la frase que odiaba escuchar de chico al ver Robotech... “esta historia continuará”.
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Naaaa, mató la imagen.
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