Y como no parece tener que (o poder) ser de otro puto modo, cuando empezaba a recobrar, desembalar, mis esperanzas de un poco de paz, de vida casi normal, sin los remolinos que parecen siempre estar aguardando en stand by... cuando sentía gozo, una hermosa plenitud dentro de mí, ahí aparece otra vez... la válvula de la olla chiflando (caramba, que palabra tan pertinente, JA) otra vez, rechinando vaya a saber cuánto vapor añejo reprimido.
Lo pesado de todo esto, además de soportar el momento de infinita mier#%$&, es tener que, además vivir con este desequilibrio tan apócrifamente equilibrado. Por cierto, creo que si yo fuera la Musa tampoco querría acercarme.
Ustedes sabrán entender mis palabras, F. y Mike, o eso espero.
No sé si siento tristeza, no me lo parece... Siento un vacío, una nada. Lloro con sinceridad, y lo siento de un modo que antes no había experimentado. Sé que ni siquiera es por mí o mis acciones el alboroto... que yo en realidad no existo en ese mundo. Extraña (me lo ha dicho) a mi "yo" que no era Yo, y ni siquiera aquél "yo" era más que un espejo de todos sus monstruos...
Creo que lo que siento es el vacío de creer (casi que no quiero escribir la palabra "saber") que nuca hemos tenido una relación real, que nunca habló con nadie más que con ella misma...
Tengo el pecho inundado de esa nada de mier#$%&, no sé qué necesito... y ciertamente no espero un consuelo; casi he dejado de creer en eso. No puedo ni solucionar, ni evitar este caos del cuerno. Y no siento nada semejante a otras veces... no es bronca, rencor, decepción, dolor, ni tristeza... solamente me queda esta casi-certeza, que sabe bien feo.
Comentario 1 de 2: La oscuridad...
ResponderEliminarA veces sólo resta la fuerza.
ResponderEliminar