martes, 2 de octubre de 2012

Mi querido viejo

Hoy fui caminando (no tomé ni esperé el colectivo :)  ni siquiera en bici fui) a terapia. Imaginaba en el camino qué supondrán los vecinos al verme pasar todos los martes religiosamente a la misma hora cual Immanuel Kant :D 
Mis remolinos mentales debidos al examen de la última materia de mi carrera (al menos la primera de las dos que estoy remando) no parecían desatados antes de mi hora... Sin embargo en el consultorio parecían nubes oscuras y gordas acomodándose, incómodas (más allá de la paradoja) sobre mí. Salí algo inquieta, perturbada. Y volví.
En casa, en mi habitación, me quedé pensativa después de cambiarme el calzado... y volví a sentir la angustia... Otra vez esa ausencia que otras tantas veces se abre... Cómo necesito tu caricia viejo, tus palabras de aliento... tu hombro y tu abrazo franco... Objetivamente esto no es lo más difícil que me ha tocado, pero no encuentro la manera de abrirme paso entre las dificultades... Cómo extraño tu compañía viejo querido. Con vos al lado todo era distinto...

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