martes, 27 de junio de 2017

Jornada de concientización y prevención de la violencia de género -Lo que queda de mí

Me resulta molesto, me desconcierta, me desanima, me llama la atención cómo mucha "gente" se relaciona de modo superficial con la cuestión.
Con la palabra "gente" no me refiero sólo a algunas personas que conozco sino también a algunos que no conozco pero son quienes nos mandan a realizar estas jornadas con NADA de capacitación. Resulta que esta semana todos los docentes y alumnos de -al menos- la provincia de  Córdoba nos vemos afectados a una jornada de concientización y prevención de la violencia de género -como a fines del pasado año-, pero hablando con algunos colegas nos íbamos dando cuenta de que no estábamos todos tan seguros, que no sabíamos exactamente qué decir, ni cómo manejar las actividades propuestas "desde arriba" (y eso excede a la institución, no se me malentienda)... en fin, lo que sí sabíamos era que hoy no íbamos a poder dar algunas de las clases que el horario estipula, porque estamos afectados al taller -que ciertamente me parece necesario y con un potencial mucho mayor al que tal vez podamos imaginar-, que los chicos iban a tener algunas actividades para resolver relacionadas con la violencia de género y la ley acerca de la misma... 
Ahora bien, yo pienso que, más allá de que se nos encomienden estas tareas sin mas "aviso" que el aviso, sería razonable que, así como se nos pide -o exige, depende- que, para que nuestros chicos sepan estudiar les enseñemos las estrategias que se lo permitan, así debería suceder con nosotros (que en todo caso, por el rol que cumplimos, somos quienes debemos darles seguridad y guiarlos cada vez que estamos frente a ellos, porque lo queramos o no, nuestra función y nuestro discurso es un modelo para ellos). No creo que sea tan descabellado pedir que al menos nos den una capacitación básica respecto al tema. Porque ¿qué pasa si no, como hoy, como cada vez que estamos en una situación semejante? Nos hacemos cargo, llevamos adelante la actividad que sea, tratamos de que los chicos trabajen y lo hagan lo mejor posible, pero no desde la certeza sino desde lo que cada uno puede quiere o sabe, pero la educación no es algo arbitrario, no es algo improvisado... si fuera así, no existirían los colegios, ni los planes de estudio... ni nada de lo que existe como "escuela". 
Escribo esto porque creo que el desarrollo de una jornada de reflexión como esta -vamos a circunscribir la discusión, porque si no, esto no dura una entrada de blog sino una tesis de licenciatura, mínimo- no debería estar sujeto a cuán informados/interesados/dispuestos/obligados estén los docentes; podría en cambio, estar sujeto a la disposición de tiempos y lugares adecuados para la reflexión, pero donde los moderadores sean conocedores del tema a tratar, o expertos, o sin ir muy lejos, hayan -hayamos- recibido la capacitación que les habilite los FUNDAMENTOS discursivos y sobre todo INTERPRETATIVOS para trabajar con adolescentes temas tan profundos, diversos, por momentos oscuros, y a la vez importantes para todos como ciudadanos, como las cuestiones que se entretejen con la violencia de género y sus afines, que no son pocos.
Pero bueno, volviendo a la frase inicial, la superficialidad del trato con este tema me abruma por momentos, me arroja al "papel" que ahora es un blog. 
No sólo se me aparece como superficial el trato desde quienes tiene la facultad de mandarnos hacer cosas (que en este caso me fascinan, como pasar un rato reflexionando las cosas que nos pasan como individuos de una sociedad y un mundo como el nuestro), sino que en muchas ocasiones encuentro una especie de superficialidad en el trato del tema por parte de quienes tenemos que poner la cara y la voz en estas jornadas... es raro. 
Se me hace raro, por momentos molesto, por momentos triste, inabarcable, inefable... y saben qué? También se me hace que no hay muchas formas "seguras" de hablar de esto. A veces parece que por pensar acerca de estas cosas, o por no darlas por absurdas, existe la posibilidad de que algo se rompa, y no a nuestro favor...


lunes, 26 de junio de 2017

"Nadie me persigue pero yo acelero", alguien escribió alguna vez

No estoy esperando el colectivo, sino que hierva el agua del arroz... 
Bueno, eso era anoche. 
Ahora estoy esperando que se haga la hora de esperar el colectivo. 
Esto será breve.

Justo ahora, en estos días, que no estoy apurada, ni atrasada con el trabajo, ahora, también y justo ahora, es que me acelero?
Me doy casi la impresión de no saber o no poder disfrutar de esta calma. Paradójicamente he encontrado un modo eficiente de hacer parte de mi trabajo, lo he llevado a cabo, ha sido exitoso... pero aún así me encuentro pasada de vueltas, y lo primero que me viene a la maente cuando me pongo a pensarlo, es que no es la primera vez que me ecnuecntro no preparada o imposibilitada de disfrutar la calma. 
¿Por qué todo tendria que ser tempestuoso siempre?
Algo va a salir de esto. 

Voy a seguir rumiando.


Continuará.

viernes, 21 de febrero de 2014

012 - Wordsmithing - Forjar voces.

Estoy persuadido de que las palabras son insuficientes. Pero no por su naturaleza o por estar atadas a los espectros de la semántica. Tampoco porque las posibles modulaciones y los contextos en los que puedo usar, digamos, la palabra amor van a corresponder a demasiadas denotaciones y connotaciones. O sutiles acompañamientos con la mirada.

El lugar incómodo y repentinamente cursi en una entrada de blog que se toma demasiado en serio a sí misma... 


Las palabras tienen unos cuantos problemas y si uno de ellos es el de la insuficiencia es porque la cantidad  es insuficiente(es casi seguro de que este es un tema agotado, pero como todo lo que me importa lo es, da lo mismo). 

Hay por lo menos un sitio excelente que intenta llenar algún serio vacío lexical. Y probablemente sea el producto de uno de los hobbies más interesantes de todos.

Dictionary of Obscure Sorrows.(El Diccionario de Pesares Oscuros)
Una entrada tomada casi al azar:
kairosclerosis
n. the moment you realize that you’re currently happy—consciously trying to savor the feeling—which prompts your intellect to identify it, pick it apart and put it in context, where it will slowly dissolve until it’s little more than an aftertaste.
kairosclerosis
s. el momento en el que te das cuenta que estás feliz e intentás gozar concientemente del sentimiento, lo cual lleva a tu intelecto a identificarlo, seleccionarlo y ponerlo en contexto, en donde se disolverá hasta que sea un mero resabio.


Y de hecho no falta el vocabulario práctico y exótico en los sitios de listas. Una de mis favoritas:

ボケット, ぼけっと  [Boketto]
Japanese – The act of gazing vacantly into the distance without thinking.
Japonés – El acto de sostener una mirada vacía hacia la distancia sin pensar en nada. 

Personalmente, quisiera una palabra o expresión para "la felicidad del que se sobrepone gloriosa y epifánicamente por sobre el dolor". Es esa felicidad solemne como la tristeza sin amargura. La tristeza inmaculada de lo que jamás será o jamás volverá a ser. En comparación, estar alegre es casi burdo. Si supiera latín y griego, me aseguraría su significado etimológico fuera romper el techo, o bóveda. Ya saben, para contemplar en perfecto silencio el infinito cielo estrellado.




A pesar de lo que digo, porque no proliferan las palabras hechas a medida y porque el diccionario-gabinete-de-curiosidades no es un género literario, desde el anhelo más de una vez se dio una historia, o una canción. Historias y canciones llenan el espacio de las palabras que faltan.


Lo cual es bueno. Muy bueno. ¿Pero habrá alguna palabra para el oscuro pesar de no encontrar la palabras adecuadas?





domingo, 11 de agosto de 2013

011 - Burning Alive


 “Pain is inevitable. Suffering is optional.”
― Haruki Murakami,
What I Talk About When I Talk About Running



El cielo no existe.



Hace una semana, como espero hacerlo hoy, salí a correr al estuario. Estaba frío, como de costumbre, pero estaba el sol: intenso y hasta demasiado intenso. La clase de sol que empalidece el cielo y deja a las nubes tan radiantemente blancas que  nos obligan a bajar la vista o a sentir ese dolor de cabeza, tras los ojos, esa ceguera negativa que siempre me pareció el equivalente visual al jugo de limón.

El cielo parecía vedado. Demasiado glorioso para los ojos. Por otra parte, estoy muy cerca de despreciar los lentes de sol (algo que ver con el contacto visual y el poder, enteramente otro tema).

Seguí corriendo y el viento estepario me cortaba la cara. Siguió haciéndolo hasta que no hubo espacio en dónde cortar y mi rostro se volvió... como una máscara muda, que nada tenía que decir ni a nadie debía explicaciones. Sólo sabía que tenía que seguir moviéndome y ese conocimiento me resultaba suficiente. Sabía  y quería hacerlo. Y dolía, a su manera; placenteramente. Siempre lo hace. Estoy casi completamente persuadido de que es placentero porque yo mismo me lo inflinjo. Yo decido.

Fucking ergo: el cielo no existe, pues inflingirse dolor de manera plenamente conciente y regulada es hermoso.

Y el cielo no existe porque una vez iniciada la secuencia dolorosa, sólo hay conciencia del dolor. Y mientras más perfectamente es ejecutada la secuencia, menos conscientes estamos: de hecho, mi estado mental corriendo es perfectamente absorto y vacío. Si existe un cielo, sólo seremos conscientes de que no estamos en él. O estaremos en él, pero apenas seremos concientes de ello, como en una placenta extrañamente ardua y hostil.

El cielo, el cielo espiritual, no existe, porque una felicidad perfecta necesita de mi cuerpo y del dolor que decido que recaiga sobre él.


El acto más puro es esta violencia.





lunes, 29 de julio de 2013

010 - Brainwaves I

29/07/2013

Los días se hacen cortos y no es mi culpa. Bueno, no siempre. 

Sigo ocasionalmente experimentando con la meditación, pero todavía no encontré la forma: Abro la caja, acciono los interruptores, cambio las pilas (últimamente eso no hace falta) y cierro la caja. A la media hora se escucha 'clac'. "Listo, saltaron de nuevo," digo. 
Nivel de intensidad de percepción: MAX. Nivel de introspección y refelxión lirico-filosófica: PILOTO.

Es muy probable que esto sea positivo si mi mero objetivo sería estar feliz y contento. De todas maneras sigue siendo bueno; acomodaré los switches así cuando me complique. 

Propuesta de solución N°1:
 Escribir.
 Escribir de nuevo.
 Escribir más, mejor y golpeando las teclas.
 Escribir en el aire, acerca del aire.
 Describir un color como si fuera una persona.
 Armar un personaje ficticio describiéndolo como cosas.
 Dedicar párrafos completos a la descripción del rostro de un murciélago.
 Inventar una entrada al azar de una enciclopedia histórica de conjuros.
 Describir mis acciones para el día de mañana suponiendo que hoy se diera un golpe de Estado.
 Describir una rutina de ejercicios a través de un poema en prosa.
 Contar la historia de un hacha de guerra, pasando por todos sus dueños y sus víctimas... 


Escribir.

jueves, 18 de julio de 2013

Retorno

A ver, mis queridos papafritas...
A ver si las poquitas neuronas q andan todavía dando un paseo en mi cabeza se juntan y armamos algo medianamente decente para el retorno.

La verdad q la semana pasada tuvo lugar uno de los hitos en la vida del Triunvirato, por lo menos yo lo veo asi (a lo Guillermo Nimo). Pero lo curioso es que aun no me puedo poner a pensar seriamente (no mucho más allá de las antecedentes palabras), si se quiere filosófica o "cuasi"filosóficamente, acerca de ello...

Lo que si puedo decir es que disfruté muchíiiiisimo, como siempre, nuestra reunión después de un tiempo considerable de extrañarNos, triúnviros, y mucho más aún de verte a vos F, tan bien. Tan bien, tengo que decirlo, que hasta voluntariamente bailaste!! Me sorprendiste mucho, maravillosamente.

Creo q aun no puedo decir nada más...
Los quiero montones a los dos, papafritas del más allá :)

Larga vida al Triunvirato


miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las Mañanas Nocturnas de Lord Mike XI - Mamula & Papulo

Luego de lidiar con menesteres del trabajo salgo a caminar en una ciudad en la que el sol se quedó dormido. Camino y recuerdo que debo hacer un tramite que me obliga a tener que molestar a alguien más al mismo tiempo que me doy cuenta que estoy cerca de una persona a la que hace años no veo, de paso le pediré su ayuda.

Esta persona en particular es un viejo conocido mio, puntualmente una persona de mi infancia. Con vergüenza reconozco que no recuerdo su nombre porque para mí el siempre fue "Papulo", que aparentemente fue el apodo que le puse de niño, y su esposa era "Mamula" una señora que recuerdo siempre en su silla de ruedas (a causa de un accidente de transito), con una gran sonrisa y abrazos para mí. Ambos vivían con sus 2 hijas a la vuelta de la casa en la cual viví hasta los 5 años. Solía pasar mucho tiempo con ellos y para mí ellos eran familia. Abuelos y tías que quise con la intensidad y genuinidad que los niños quieren. Sé que alguna que otra vez me retaron pero lo que más recuerdo es que me hacían sentir muy querido con sus sonrisas y pasando tiempo conmigo. Ademas eran victimas a las que les comía toda la miga del pan dejándoles solamente la corteza o fingiendo dolores de cabeza por que me gustaba la aspirineta para niños entre otras travesuras.

Aunque sé donde viven el contacto con ellos lo perdí incluso al volver a la ciudad. Yo ya era un adolescente y era un extraño para ellos tanto quizás como ellos para mí. Mamula había fallecido (la primer muerte que me dolió en la vida) hace años y solo 2 veces visité a Papulo con su nueva esposa, unas visitas algo extrañas por que salvo el cariño con que lo recuerdo casi nada sé de él a excepción de lo que mi padre me pueda contar. Desde la última visita pasaron unos 8 años quizás, y en ese ínterin mi madre falleció, lo cual seguramente le tendré que contar.

La nueva esposa de Papulo me hizo pasar a la habitación donde él aún se estaba levantando, lo cual apresuró con mi llegada y me hizo recostar en su cama dado que no había sillas. Me detengo en el hecho de que tengan dos camas de una plaza en vez de una de dos plazas. Me llama la atención como aún me trata como a un niño, pero en el buen sentido, en el sentido de excesivo cuidado y afecto. Si me acercara a su rostro para ver sus ojos quizás lograría verme reflejados en ellos como el niño de 3 años que solía llevar en sus hombros a "cocochito". Me alcanza un vaso con casi nada de agua para tomar, me parece que lo sacó de la cocina sin fijarse bien, es más, luego de beberlo temo que haya estado recién lavado y con algo de detergente en el liquido semi amargo que acabo de tomar. No comenté nada y sonreí. Escucho la voz de la esposa diciendo que ya me traerá un vaso de agua.

Le cuento del tramite y me responde que no tiene ningún inconveniente en ayudarme. Luego, más rápido de lo que esperaba ya estoy hablando de mi madre.

- Debo decirle que falleció mi madre.

-Nuuhh, ¿que le paso? - Lo dijo con ese lamento que he visto ya en gente de la 3ra edad al enterarse que personas mucho mas jóvenes que ellos mueren, casi hasta con cierta culpa por que ellos siguen viviendo y los (para ellos) jóvenes ya no.

- El corazón. - De nuevo aparece ese odioso nudo en mi garganta que entorpece mi hablar y me cuesta tanto disimular. - Tenía problemas de salud que se fueron complicando y acumulando, y bueno... como que su corazón estuvo por demás exigido... y llegó un momento que no dio más, como un motor que deja de funcionar. 

Papulo bajó la mirada con la frente inundada de tristeza.

- Que macana che, pobre Victoria.

Como para no ahondar en detalles ya que los detalles posiblemente acarrearían lágrimas el anciano decidió cambiar de tema torpe y abruptamente, algo característico en hombres que no sabemos lidiar bien con cuestiones emocionales. Me cuenta de una cocina que está reparando y yo le cuento sobre como el horno de mi cocina no funciona correctamente. Luego cambia de tema abruptamente otra vez, para mostrarme fotos de mi niñez. Fotos en las cuales apenas me reconozco, estoy jugando al aire libre, vistiendo colores que luego aborreceré, andando en un pequeño karting como si no le debiera nada a nadie (claro, no le debía nada a nadie). 

-La verdad que siempre fui un hombre muy aburrido, no sé como hacías para divertirte tanto cuando estabas conmigo. 

-Si debo juzgar por las fotos parece que usted hacia un buen trabajo en entretenerme. Me gustaría tener copias de estas fotos. 

-Ah, pero te las puedo enviar por e-mail si querés. - dijo mi hermana mayor.

Por lo visto ella estaba escuchando la conversación y yo ni idea tenía de que estaba presente.

-Bueno, sería muy bueno.

Ella empieza a hablar algo con Papulo mientras yo repaso las fotos, a los pocos segundos entra mi madre y empieza a acomodar un poco la habitación, muy a diferente a mí en ese aspecto ella no puede estar quieta y siempre busca algo para hacer. Pero de pronto algo no tiene sentido, ¿que hace ella acá si hace minutos nada mas le dije a Papulo que había fallecido? ¿Entonces era alguien mas? ¡No! Lo recuerdo bien... fue ella, no estoy loco. Recuerdo verla sin vida, el último beso que le di, elegir su féretro, ver a mi padre llorar por segunda vez en mi vida y la mañana de la cremación. ¿Qué está pasando? La habitación se llenó de silencio, los demás se quedaron quietos observándola. Fueron apenas segundos que se sintieron como si el tiempo se hubiese detenido. 

El desconcierto desapareció para darle lugar a la tristeza. Quería tocarla, pero temí que eso la hiciera desaparecer así que (no se por qué) me posicioné entre mi hermana y Papulo, tomé sus manos y empecé a elegir cuidadosamente las palabras que le diría a mi madre como si la "comunicación" se pudiese cortar en cualquier momento, ella a todo esto había dejado de acomodar y me estaba observando.

- Se te extraña, Mamá.

- ¿Sí? - Respondió ella conmovida, mezcla de alegría de que no la olvidamos con pena por no estar y el dolor que eso causa.

-Sí. La vida es más fea sin vos.

Y todo terminó, me desperté. No fue el despertador, sencillamente desperté. Revisé mis ojos por si había llorado dormido, estaban secos, pero no por mucho tiempo.

Desde su muerte he soñado ya incontables veces con mi madre, mayormente viva como si nada hubiese pasado, otras veces la menciono como fallecida, siempre de manera alternada. Jamás soñé tanto con nadie ni creo que lo haga, no pasa semana sin que ella haga alguna incursión en mis sueños. Pero nunca me afectaron tanto como esta vez, esta vez sabía que había fallecido y la tenia en frente mio. Esto me da una idea de lo que debe experimentar mi padre. Saberlo y experimentarlo son dos cuestiones tan distintas. 

Aunque pueda llegar a parecer triste me gusta soñar con mi madre, por que en ese momento es real en ese momento ella está ahí, en ese momento corrijo la realidad y tengo tiempo extra con ella. Luego despertaré... pero en ese momento fue real. Otra ya no me queda, al ser ateo no tengo la posibilidad del reencuentro en el cielo, quizás esa idea sea una de los pocos beneficios de ser creyente, como cuando de niño me dijeron que una estrella en el cielo era Mamula, recuerdo lo reconfortante que eso fue, a pesar de que ya a esa edad sentía que en el fondo no era verdad.

Por otra parte, siempre pensé que no tuve buenos abuelos. Ambos abuelos fallecieron antes que pudiera conocerlos, un abuelastro que es/era (no sé si estará vivo) la nada misma, una abuela que nunca me quiso y la otra que un poco me quiere/quería pero no era muy buena demostrando afecto, pero sí que sabía demostrar enojo como cuando me corrió con un látigo (no, no es broma y sí, es gracioso... si no eres el perseguido). La mejor estrategia es correr y hacer giros de 90° cada vez que la persona que tiene el látigo alza el brazo además de intentar que en el medio haya objetos que obstaculicen la trayectoria del látigo. De nada. Volviendo al tema de los buenos abuelos me dí cuenta que sí los tuve (aunque más no sea hasta los 5 años) y fueron Mamula y Papulo. Estaré eternamente agradecido a ellos por aportar felicidad a mi niñez, y visitaré a Papulo y a sus hijas para decirles eso. 

Con respecto a esto ultimo llegué a la conclusión de que aveces nos confundimos y creemos que no tenemos suerte por que las cosas simplemente no se dan como queremos o como las tenemos idealizadas. Si dejamos de dar las cosas buenas por sentadas sabremos apreciar todo un poco mejor. Me parece.